Las mudanzas pueden ser eventos estresantes para todos. Los gatos son animales altamente territoriales y necesitan tiempo y seguridad para sentirse seguros en un lugar. El territorio no es solo un espacio físico para ellos: es su fuente de referencia y su refugio y cualquier alteración en el entorno: olor, distribución del mobiliario, sonidos… puede desestabilizarlos y generarles inseguridad.
Al cambiar de casa, los gatos pierden todas sus referencias sensoriales: sus feromonas, sus rutinas de desplazamiento y sus zonas de vigilancia o descanso. Por eso, es esencial que este proceso se gestione con respeto, paciencia y una planificación cuidadosa que tenga en cuenta sus necesidades emocionales, territoriales y físicas con el objetivo de minimizar el estrés territorial, conservar la sensación de seguridad, facilitar la adaptación emocional y su bienestar general.
1. ANTES DE LA MUDANZA
Preparación emocional y ambiental
- Mantén rutinas de juego, alimentación y descanso estables.
- Si tu gato se estresa con el transportín, inicia con tiempo un protocolo de desensibilización: déjalo abierto con mantas y premios dentro para que lo vea como un lugar seguro y positivice.
- Puedes utilizar Flores de Bach, semanas antes de la mudanza para ayudar al gato a gestionar el cambio.
Preparar el nuevo hogar
- Si tienes acceso previo a la nueva vivienda, lleva objetos impregnados con el olor del gato (camitas, mantas, juguetes, rascadores) para que empiece a “marcar” olfativamente antes de llegar.
- Un error muy común es aprovechar la mudanza para tirar todo lo viejo y comprar objetos nuevos para los gatos: camas, areneros… De esta forma estas dejándole sin sus cosas, y sin su olor en la nueva casa. No los tires, guárdalos y tíralos más adelante, cuando todo se estabilice en la nueva casa.
- Limpia el nuevo hogar con productos neutros y sin fragancias fuertes. Evita ambientadores o productos con químicos.
2. EL DÍA DE LA MUDANZA
Organización
- Encierra a los gatos en una habitación tranquila y cerrada, con todo lo que necesitan, hasta que el movimiento de muebles y cajas haya terminado.
- Si hay muchos ruidos externos, puedes usar ruido blanco o música relajante para amortiguar el ambiente.
- Es importante que el gato sea el último en llegar a la casa nueva. Cuando esté la mudanza terminada, todo colocado y ya no haya movimiento de gente, muebles, ruido… podemos llevar a los gatos.
Transporte
- En el transportín, coloca una manta con su olor e intenta que entre de manera amable.
- Viaja en silencio o con música suave y con el transportín tapado.
- No uses ansiolíticos sin prescripción veterinaria específica.
3. LLEGADA A LA NUEVA CASA
Zona segura
- Prepara una habitación “segura” con sus cosas: cama, refugios, comida, agua, arenero, rascadores, caja o túnel donde esconderse.
- No lo obligues a salir del transportín. Espera a que lo haga por sí mismo. No hay prisa.
- En la nueva casa, limitar el territorio a una sola habitación durante los primeros días ayudará al gato a no sentirse abrumado. A partir de ahí, se le permitirá explorar poco a poco toda la casa cuando ya haya recuperado su seguridad. Y si hay interés por parte del gato.
Protocolo de exploración
- No le enseñes toda la casa de golpe. Déjale primero en la habitación segura y luego deja que explore a su ritmo. Puede necesitar uno o dos días en la habitación segura para acostumbrarse a los nuevos ruidos, olores… Otros querrán salir al poco a explorar. Respeta sus ritmos. Dos días escondidos o más asustados entra en la normalidad de una mudanza y un gato que llega a un nuevo lugar. Preocúpate solo de que coma.
- Hay gatos más equilibrados que exploran rápidamente y otros más temerosos que necesitarán días. Se debe respetar su ritmo y no forzar su salida.
4. PRIMERAS SEMANAS
- Mantén rutinas estables. Juega, aliméntalo y limpia su entorno a las mismas horas que antes.
- Ofrécele lugares altos (estanterías, árboles, hamacas para ventanas) para observar sin exponerse.
- En viviendas con jardín o salida al exterior, se recomienda hacerlo en dos fases: Primero, adaptación al interior como zona segura. Segundo, acompañar las primeras salidas para detectar riesgos (zonas de escape, gatos del vecindario, carreteras…).
Observa signos de alerta: inapetencia, esconderse en exceso, marcaje, vocalizaciones , agresividad o apatía. Consulta a un profesional si ves alguno de estos signos.
Aunque cada gato tiene su ritmo, en general, más de dos días de miedo intenso o escondidos, podría indicar la necesidad de apoyo adicional (florales, recursos ambientales, acudir a un profesional.).
Y recuerda, el vínculo con sus personas de referencia es lo más importante para el gato. Si el gato se va con su familia a un nuevo hogar, el cambio de entorno srá más fácil de gestionar. Ellos se adaptarán, no te preocupes, solo prepara con antelación y dales su tiempo.