El verdadero desafío en la relación entre gatos y humanos no es que ellos tengan verdaderamente «problemas de comportamiento«, sino que a menudo nuestra capacidad para interpretar y responder a sus necesidades no es la adecuada. Los gatos son seres sensibles que, cuando enfrentan situaciones de estrés, frustración o desequilibrio, expresan su malestar mediante conductas que solemos malinterpretar como problemáticas.
Como especialista en comportamiento felino, mi objetivo es comprender la raíz de cada situación, trabajar de manera positiva y respetuosa y, sobre todo, construir puentes de comunicación entre los gatos y sus familias (rechazando cualquier enfoque que intente reeducar o forzar cambios en los gatos para comodidad humana). Enfocándome en ofrecer soluciones empáticas que respeten sus necesidades, emociones y comportamientos naturales.
Cada gato merece ser comprendido y apoyado para alcanzar su bienestar, al tiempo que las familias aprenden a leer y responder a las verdaderas necesidades del animal.
¿Qué hace un experto en comportamiento felino?
Un experto en comportamiento felino se dedica a comprender y mejorar el bienestar de los gatos. Su misión es ayudarte a identificar las causas subyacentes de conductas problemáticas, aplicando pautas basadas en su conocimiento y experiencia con gatos. Este profesional tiene el conocimiento necesario para manejar situaciones complejas y proporcionarte estrategias efectivas, asegurando que tanto tú como tu gato podáis disfrutar de una vida armoniosa juntos. Aquí podemos encontrar a etólogos, veterinarios especializados en comportamiento felino, educadores felinos, Terapeutas Felinos…
Un Terapeuta Felino, además de todo lo anterior, usa un enfoque holístico, respetuoso, empático y basado en la naturaleza del gato para encontrar soluciones que mejoren su calidad de vida y fortalezcan la relación entre el gato y su familia. Empatizando y entendiendo las necesidades cada individuo, para poder transmitirlo a sus familias, y conseguir una convivencia armónica en el hogar. Trabaja siempre en positivo con los gatos: no hay modificación de conducta, ni castigos, ni se les fuerza a nada. Se trabaja con respeto a su esencia como gato.
Este profesional analiza tanto el entorno, como la interacción humana, ayudando a crear un espacio donde el gato pueda sentirse seguro, comprendido y en equilibrio emocional. Usando además herramientas y terapias holísticas para apoyar el proceso: como la Terapia Floral, la Comunicación Animal, Zoofarmacognosis Aplicada… y teniendo en cuenta el estado emocional del gato (y de sus personas).
El uso de terapias alternativas y el hecho de tener en cuenta el estado emocional y energético del gato y su familia (considerando a los animales como parte del sistema familiar), es lo que le hace diferenciarse de un etólogo o un experto en comportamiento felino al uso. Ser Terapeuta Felin@ significa ayudar a conectar a los gatos con las personas, desde el Amor incondicional, el respeto y entendimiento mutuo. Sin juicios.
Los problemas más recurrentes de comportamiento felino
A continuación, enumero los comportamientos de gatos más comunes que preocupan a las familias:
1. Eliminación fuera del arenero
Cuando un gato comienza a hacer sus necesidades fuera del arenero, puede deberse a múltiples factores, como problemas de salud (infecciones urinarias), estrés por cambios en el entorno, areneros mal ubicados o poco limpios, o conflictos con otros gatos. Identificar la causa raíz es crucial para encontrar la solución adecuada, desde mejoras en la higiene del arenero hasta intervenciones terapéuticas
2. Agresividad hacia gatos, personas u otros animales
La agresividad en gatos puede manifestarse de varias formas y sus causas pueden ser miedo, estrés, sobreexcitación, sustos, territorialidad o la falta de socialización temprana. Un especialista en comportamiento felino puede identificar el tipo de agresividad (predatoria, territorial, defensiva, por estrés, agresividad redirigida…) y trabajar contigo para manejarla y restaurar la armonía en el hogar.
3. Maullidos excesivos o nocturnos
Los gatos pueden maullar más de lo habitual por varias razones, como ansiedad, aburrimiento, cambios en el entorno o necesidades fisiológicas. En el caso de gatos mayores, puede ser un síntoma de deterioro cognitivo. Evaluar el contexto del maullido permite encontrar estrategias para calmar y regular el comportamiento, adaptadas a las necesidades específicas de tu gato.
4. Problemas de adaptación a nuevos entornos o nuevos gatos
La llegada de un gato a un nuevo hogar o la introducción de otro gato puede desencadenar miedos o comportamientos indeseados. Los gatos son muy sensibles a los cambios, por lo que la adaptación gradual y el uso de técnicas de desensibilización y enriquecimiento juegan un papel fundamental para evitar tensiones.
5. Acoso entre gatos
El acoso entre gatos de un mismo hogar puede ocurrir cuando hay problemas de territorialidad, estrés, falta de recursos o una mala introducción inicial. También puede suceder por enfermedad, agentes estresores externos o tras algún altercado entre los gatos que haya dañado su relación. Este comportamiento genera tensión constante y afecta el bienestar de todos los gatos involucrados y a la familia en general. Reorganizar el espacio, fomentar interacciones positivas y atender las necesidades individuales de cada gato son pasos fundamentales para abordar este problema. Es necesaria una consulta individualizada, ya que las causas pueden ser múltiples al igual que las pautas. Si el acoso no se «trabaja» puede irse agravando con el tiempo.
6. Pica o consumo de objetos no comestibles
El PICA o la ingestión de objetos no comestibles, como plásticos o telas, puede representar un riesgo serio para la salud del gato. Puede ser indicativo de estrés, deficiencias nutricionales o simples conductas compulsivas. El manejo incluye revisar y ajustar su dieta, enriquecer su entorno y controlar el acceso a objetos potencialmente peligrosos.
7. Gatos que muerden
Los mordiscos en los gatos son una de las conductas más desconcertantes para las familias, ya que pueden producirse en diferentes contextos y con distintas intensidades. Algunos gatos muerden durante el juego, como parte de un comportamiento natural pero mal gestionado; otros lo hacen como reacción al miedo, al estrés o incluso al dolor físico. También puede tratarse de mordiscos de advertencia ante una situación que les resulta incómoda, como caricias prolongadas en zonas sensibles. Comprender por qué un gato muerde requiere analizar el contexto, las señales previas y las posibles causas subyacentes.
Conclusión
Los problemas de comportamiento en gatos no son algo que deba tomarse a la ligera ni ignorarse. Cada comportamiento «problemático» es una forma de comunicación, un reflejo de su estado emocional o físico que merece ser atendido con respeto y cuidado. Acudir a un profesional especializado en comportamiento felino no solo es un acto de amor hacia tu gato, sino también una inversión en su bienestar y en la relación que comparten.
Es fundamental encontrar un profesional con el que te sientas cómodo y en sintonía, alguien que valore tanto las necesidades de tu gato como tus inquietudes. Si no te convence, busca otra opción, pero no te rindas en el camino de ofrecerle a tu gato la mejor vida posible.
Recuerda que cada gato es único, con su propia «gatonalidad«, historia y contexto. Lo que le ha funcionado a un amigo, o un consejo genérico en internet no necesariamente será útil para tu situación. Los trucos rápidos no son la solución. Abordar el problema desde la raíz, de manera individualizada, es la única forma de garantizar resultados reales y duraderos.
Haz lo posible por entender a tu gato, porque detrás de cada comportamiento hay un mensaje que solo necesita ser interpretado con empatía y conocimiento.
¿Tu gato presenta alguno de estos comportamientos? Ponte en contacto para recibir asesoramiento personalizado y restaurar la armonía en tu hogar. Reserva tu consulta felina ahora y comienza a mejorar la relación con tu gato.